El boxeador mexicano perdió por unanimidad de los jueces ante el estadounidense Crawford y tuvo que entregar sus títulos de campeón supermediano.
Saúl “Canelo” Álvarez dejó de ser monarca absoluto de los supermedianos tras caer por decisión unánime ante Terence Crawford, quien firmó una actuación memorable que lo coloca entre los grandes nombres de la historia del boxeo. Las tarjetas fueron claras: 116-112, 115-113 y 115-113 a favor del estadounidense, que lució incrédulo, pero contundente.
Se esperaba que el peso y la potencia del mexicano marcaran diferencia, pero nada de eso sucedió. Crawford, con su calidad superior, se quedó con un triunfo que quedará registrado en los libros: se convirtió en el primer boxeador en la historia en proclamarse campeón indiscutido en tres categorías distintas. No hubo lugar a cuestionamientos.
Aunque Álvarez mostró destellos de su grandeza y logró imponerse en los dos primeros rounds, además de algunos episodios posteriores, la realidad fue que el dominio cambió de esquina. A partir del tercero, “Bud” comenzó a desgastar al tapatío con su jab constante, una herramienta que lo fue asfixiando hasta limitar sus recursos ofensivos.
Con movilidad y precisión, Crawford encontró la distancia para conectar golpes claros, sobre todo al rostro, que, aunque no tuvieron gran poder, resultaron suficientes para sumar puntos y desesperar a Canelo. El mexicano, como en su pelea contra William Scull, no logró cortar el ring con eficacia y, cuando intentó apostar al nocaut, no encontró la oportunidad.
Al final, los jueces no dudaron y probablemente nadie en la arena ni frente a la transmisión. La superioridad de Crawford fue evidente. Con este triunfo, no solo arrebató los cinturones a Canelo, sino que también consolidó su nombre como uno de los gigantes del boxeo contemporáneo.
