La vigilancia del proceso de vacunación contra COVID-19 a los adultos mayores fue reforzada luego de los hechos recientes en el macrocentro de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, en la Ciudad de México.
En un recorrido, Leticia Romero Hernández, jefa de enfermería de este macrocentro, mostró que la supervisión empieza con un registro de los viales o frascos que se sacan de los congeladores bajo la observación de elementos de la Guardia Nacional.
Las dosis se trasladan a las mesas de vacunación y ahora ante los adultos mayores se hace énfasis en mostrar primero el vial o contenedor de las dosis, las jeringas nuevas, el proceso de carga y mostrar la jeringa con la dosis en su interior. Todo esto también supervisado por Guardia Nacional o fuerzas armadas.
“Se intensificó la vigilancia, nos pusimos más alertas para que no suceda (algún otro incidente”, comentó Romero Hernández, quien también es supervisora de enfermería en salud pública de la OOAD DF Norte del IMSS.
Luego del caso de una voluntaria del IPN que usó una jeringa vacía en la vacunación de un adulto mayor, Leticia Romero precisó que si bien aumentó la supervisión es necesario continuar con la formación de las próximas generaciones de trabajadores de la salud como ocurre en este centro, donde siguen su labor los demás voluntarios del Politécnico.
“Somos escuela y tenemos que estar enseñando porque son personal en proceso de formación”, comentó.
