A pesar de las afirmaciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sobre la inauguración de la «megafarmacia», ubicada en un complejo de 97 mil metros cuadrados que anteriormente funcionó como bodegas de la tienda departamental Liverpool, la realidad en el sitio presenta un contraste notable con las declaraciones oficiales.
A simple vista, el lugar que se propone como la farmacia más grande del mundo se asemeja más a una megabodega en estado de reposo. No hay evidencia de actividades, ni movimientos de trabajadores, que denoten el proceso de adecuación y equipamiento necesario para cumplir la promesa de AMLO de almacenar y distribuir todas las medicinas del mundo en menos de 24 horas.
La entrada principal, custodiada por solo dos guardias de una empresa privada de seguridad, carece de la presencia de elementos del Ejército Mexicano o de la Guardia Nacional, a pesar de la importancia estratégica que se le atribuye al lugar. El largo camino privado que conduce a la bodega luce desolado, y una caseta de vigilancia vacía plantea interrogantes sobre la seguridad del sitio.
A 36 días de la fecha anunciada para la inauguración, el próximo 30 de diciembre, no se observa ningún indicio de actividad laboral que respalde las declaraciones del Titular del Ejecutivo. No hay movimiento de trabajadores dentro ni fuera del complejo, ni se aprecia equipamiento o adecuación del lugar, como afirmó AMLO el pasado 21 de noviembre.
